Con la muerte de Ruth Bader Ginsburg, el Senado votará sobre un nuevo juez de la Corte Suprema. Es muy probable que Trump intente negociar con un nuevo nombramiento, empujando así al tribunal más hacia la derecha. Momentos como este ponen a la vista la naturaleza antidemocrática del sistema político estadounidense. La mayoría de los estados densamente poblados se inclinan más hacia la izquierda y tienen senadores del Partido Demócrata que los estados escasamente poblados, que tienden a tener senadores del Partido Republicano. Por ejemplo, la población de Nueva York es de 19,5 millones y la de California es de 39,8, a diferencia de Nebraska con 1,9 millones. Los dos primeros estados tienen dos senadores demócratas, mientras que el segundo está representado por dos republicanos. Eso significa que California tiene más de veinte veces la población que Nebraska, pero ambos van a tener la misma voz en el nombramiento de un nuevo juez de la Corte Suprema.
Compare eso con Venezuela, un país que el gobierno de Estados Unidos etiqueta como totalitario. Una vez elegido presidente, Hugo Chávez promovió la redacción de una nueva constitución que reemplazó la legislatura bicameral por una Asamblea Nacional. Si Estados Unidos tuviera ese sistema, es muy poco probable que la Corte Suprema estuviera dominada por jueces conservadores y de derecha como lo está hoy.